Todos los años, coincidiendo con el 15 de agosto, fiesta de La Asunción de la Virgen María, tienen lugar en muchas ciudades de España desfiles procesionales en honor a la patrona del lugar. Yo tuve ocasión de contemplar el de mi ciudad y, esta vez, lo hice con espíritu crítico (aunque creo que constructivo) como a continuación tendréis ocasión de leer:
Acompañando la imagen iba mucha gente portando velas, en dos largas hileras, a uno y otro lado de la calle, algunos con fervor y recogimiento, otros simulándolo debidamente.
A propósito de esto último y mientras veía pasar la comitiva, no tuve por menos que comentar con mi esposa que muchas de las personas que formaban la procesión, y a tenor de cómo se manejaban en su vida diaria, eran de una hipocresía y un cinismo claramente manifiestos. (Vivo en un pueblo pequeño, así que es difícil ocultar lo que realmente eres).
Vi pasar varios empresarios de los que tienen contratados a sus trabajadores por unos sueldos mezquinos a cambio de echar muchas horas. Vi pasar a alguien que no se habla con sus padres desde hace varios meses. Vi pasar a dueños de explotaciones agrarias que son verdaderos negreros a la hora de tratar a sus trabajadores. Vi pasar políticos que defienden a capa y espada la política del gobierno ultraconservador de España, basada en los recortes sociales, quitar derechos a los trabajadores y empobrecer a la población. Vi pasar personas que ostentan “carguillos” en determinadas empresas y son verdaderos tiranos con los trabajadores a los que mandan... Vi pasar ante mis ojos la avaricia, la envidia, el despotismo, la intolerancia, el rencor, el orgullo, la soberbia…, la hipocresía.
No me gusta generalizar, pero es extraño que la gente más apegada a la iglesia, la que va a misa todos los domingos, la que sale en las procesiones con la vela en la mano, sean personas cuyo proceder en la vida deja mucho que desear. Por supuesto no estoy diciendo (y pongo especial énfasis en ello) que ser católico practicante, ir a misa y salir en procesión acompañando a este Cristo o aquella Virgen sea malo, en absoluto, pienso que en estos actos se puede encontrar la paz y la templanza que tanto necesitamos para crecer como personas. Lo que de verdad me indigna es ver a personas, “santurronas” empedernidas, y que luego no practiquen lo que Jesucristo decía y cuyas palabras están tan lejos de ser un camino (el camino), para una sociedad amoral y en clara decadencia.
Estas son algunas de las cosas que Jesús dijo, por cierto, la hipocresía la consideraba uno de los mayores pecados que se pueden tener y que lamentablemente tan en boga está en nuestra podrida sociedad. Él nunca se cansó de tachar de hipócritas a los escribas y fariseos, aquellos que dictaban las leyes al pueblo y ellos nunca se aplicaron el cuento:
“Si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda”. (Mat. cap. 5 vs. 23 y 24).
“Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. (Mat. cap. 6 vs. 5 y 6).
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. (Mat. cap. 7 vs. 21).
A propósito de los Escribas y Fariseos dijo:
“Porque cargáis a los hombres con cargas difíciles de llevar, y vosotros ni siquiera tocáis las cargas con uno de vuestros dedos. Sino que todas sus obras hacen para ser mirados de los hombres; porque ensanchan sus filacterias (amuletos), y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas”; (Mat. cap. 23 vs. 4, 5 y 6).
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!”. (Mat. cap. 23 vs. 27).
También dijo Jesús estas otras cosas y que yo, que creo ciegamente en Él y en sus palabras, no tengo la menor duda que se cumplirán algún día y por fin la justicia saldrá victoriosa en este mundo de hipocresía y sinrazón en el que estamos metidos hasta la cejas:
Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de los cielos. (Luc. cap. 6 vs. 20).
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. (Mat. cap. 5 vs. 4).
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. (Mat. cap. 5 vs. 6).
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia. (Mat. cap. 5 vs. 7).
¡Ay de vosotros los ricos!, porque ya habéis recibido vuestro consuelo. (Luc. cap. 6 vs. 24).
¡Ay de los que ahora reís!, porque tendréis aflicción y llanto. (Luc. cap. 6 vs. 25).
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. (Luc. cap. 6 vs. 25).
ASÍ SEA.
Antes de terminar me vais a permitir una última reflexión: Resulta ciertamente llamativo que la Iglesia Católica, a través de su máximo representante Benedicto XVI, no haya hecho ninguna mención a los atropellos que la política de recortes, (alentada por la señora Merkel) están llevando a cabo los gobiernos conservadores de varios países, entre ellos España, contra la población más desfavorecida que está siendo víctima de un verdadero genocidio económico. Es curioso que la Institución que debería poner en práctica las enseñanzas de Jesús no se haya revelado contra estos “Fariseos y Escribas” de nuestro tiempo: Los políticos que nos gobiernan, los banqueros y los capitalistas cuya usura no tiene límites. Sí, es curioso, realmente curioso.
Marco Atilio
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