domingo, 12 de junio de 2011

La Tía Tragantía



Hoy, he pasado por delante de la casa en la que transcurrieron los primeros años de mi vida y los recuerdos han afluido en oleadas a mi mente, pues aunque solo viví en ella hasta los nueve años, tengo reminiscencias indelebles de aquella época ya lejana en la que todo parecía mejor (dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor).


La casa, situada en la calle Santo Domingo cerca de la iglesia del mismo nombre y de la casa del ahorcado, en el casco antiguo de Úbeda entre un laberinto de callejuelas empedradas, era un antiguo cuartel de la Guardia Civil, propiedad de una señora
que se llamaba Doña Antonia Moreno y que tuvo la bondad de ceder a las veintidós familias que allí habitaban; aparte de las viviendas, contaba con dos grandes patios en cada uno de los cuales había un pozo (en el cual se metían en verano los melones las sandias y la bebida para que se refrescaran), también tenía cuadras, retretes comunales, pilas para lavar y su propio muladar (vertedero) ,contaba con unos faroles que daban una luz macilenta y que al caer la noche producían unas sombras inquietantes, que se derramaban por las fachadas encaladas y los rincones y  el viento al soplar hacía temblar la poca luz que despedían haciendo si cabe más tétrico el lugar; al filtrarse el viento, ululaba  entre las rendijas de los postigos y del viejo portón de madera, arrancando de ellos un tumulto de susurros, gritos y gemidos que atemorizaban al mas "pintao" de toda la chiquillería. Cuando empezaba el buen tiempo los niños jugábamos con la despreocupación que nos proporcionaba nuestra edad, las mujeres sentadas al fresco, desgranaban unas habas tardías,cosían, hacían labores de hilo, croché, punto de cruz, o simplemente comentaban las incidencias del día. Recuerdo que cuando la chiquillada empezábamos a ser demasiados ruidosos y molestos, una tía mía, (Luisa) nos llamaba al orden diciendo: si no os estáis quietos va a venir el tío mantequero, el hombre del saco y la tía tragantía, aquellas palabras tenían un efecto fulminante pues rápidos como centellas corríamos a refugiarnos entre las faldas de nuestra respectivas madres, mientras que con el miedo reflejado en nuestros rostros oteábamos con ojos recelosos en las sombras cualquier movimiento sospechoso o  extraño que  se pudiera originar,entonces mi tía para terminar  con cualquier intento de que volviéramos a las andadas comentaba: "a los niños que no son buenos viene la tía tragantia y se los lleva, así que cuando oigáis esta canción es que viene por vosotros".
      Yo soy la Tía Tragantía,
        hija del rey Baltasar,
        y quien me oiga cantar
        no vivirá más de un día
        y la noche de San Juan.
Aquello, ni que decir tiene tenía un efecto calmante que ríete tú del  (Valium, Rohypnol), entonces alguna de las vecinas que componía la tertulia decía: "Luisa  cuenta la historia que tú te la sabes" y mi tía siguiendo el juego viendo nuestras caras llenas de miedo y haciendo grandes esfuerzos para que la risa  no estallara en su boca comenzaba la narración:
La tía tragantia, era una bella princesa mora a la que su padre aquel  rey  moro de Cazorla, que viendo venir las huestes cristianas durante la reconquista, encerró a su hija en los sótanos del castillo  de la Yedra con la intención de protegerla de las tropelías del enemigo, selló los accesos y le dejó todo lo necesario para un largo asedio. Pero sucedió que el rey murió en los primeros compases de la batalla sin haber confiado a nadie el paradero ni lo que había hecho con su hija.
Ocupada la fortaleza por los cristianos y establecidos estos en la comarca, transcurrió el tiempo, y a la princesa se le agotaron las provisiones y el aceite que utilizaba para alumbrarse. Con el paso del tiempo, mucho mucho tiempo, durante el cual vivío en una especie de sopor o sueño mágico, llegó a la  desesperación y la locura al darse cuenta que todo el mundo se había olvidado de ella. Poco a poco, fue convirtiéndose en un terrible monstruo, puesto que la mitad inferior de su cuerpo se había convertido en serpiente, la cual reptaba por las tinieblas anillándose a los pilares que sostenían el techo. Se dice que  en las noches de San Juan aparece transformada en Tragantía cantando con dulcísima voz para comerse a los niños y niñas  que la escuchan.
Yo ya sabía por aquel entonces que después de escuchar aquella historia, me esperaba una noche de miedo, de estar tapado hasta la cabeza( a pesar del incipiente calor) , intentando por todos los medios distraer mi mente en otras historias y fantasías de carácter  menos tétrico y al mismo tiempo atento al mínimo ruido, que en caso de producirse (un crujido de una viga, algún animal nocturno, etc..), hacia que mi corazón latiera desbocado y en mi boca se preparara para ser gritada la palabra "Mamá".
Dentro de cada uno de nosotros vivió, vive y vivirá un niño que se cuenta cuentos e historias a sí mismo y que se consuela, se entusiasma y se anima, o se aflige y desconsuela a base de ilusiones, ensueños y fantasías.
Este relato que acabo de contarles es una leyenda de Úbeda (Jaén), de la cual no se conoce su origen, se utilizaba para asustar a los niños ubetenses, se les decía que vendría por ellos la Tía Tragantía, esta anunciaba su llegada con la canción que he expuesto anteriormente.
Espero que os haya gustado este relato, pues mi ciudad está llena de historias de este tipo: el tío mantequero, el tío del saco, la emparedada de la Casa de las Torres, los Juan caballos, la leyenda de la "Casa del Ahorcado", la leyenda de Alvar Fáñez, que dio origen a la ya universal frase" irse por los cerros de Úbeda", las misteriosas y telúricas corrientes de agua en la Sinagoga, la extraña figura de mujer que se asoma al balcón del palacio de Luis de la Cueva, etc..

Pagina Principal

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo la conozco como La Tía Tragantina, pero para el caso es lo mismo. ¡Qué miedo!

Comanleg dijo...

Siempre, la he conocido como la tía tragantía y así es como también viene en varios libros. Antonio Muñoz Molina, así la denomina en su libro el jinete polaco también así aparece en una narración de Juan Eslava Galán, en el libro leyendas de los castillos de Jaén y en cualquier pagina consultada de internet ese es su nombre. Aunque puede ser que en algunos sitios la llamen así, normalmente tendemos a cambiar el nombre de las cosas, ya sea quitando o añadiendo letras.

Anónimo dijo...

De pequeños, a mi hermana y a mí nos asustaban con "La Tía Tragantina" esto no quiere decir que sea la manera correcta de decirlo. Por supuesto sé que la verdadera forma, como bien dices, es "La Tía Tragantía" pero no vamos a romper nuestra vieja amistad por una tontería como esta: "La cortamos". Esto último es (como bien sabes) de la película "Una noche en la ópera" de Los hermanos Marx.

isabel maria dijo...

esto de la tia tragantía me suena... jaja.
papá no nos habias contado la historia entera, no tenia ni idea que la parte inferior de su cuerpo se convirtió en reptil. Mejor que no lo haya sabido... ya de por sí me daba miedo...uuuuuhhh.
1 besooooo