sábado, 25 de junio de 2011

El Milagro de Empel


Los sucesos de Flandes y Francia del tiempo de Alejandro Farnese por el capitán Alonso Vázquez en la "Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España" es una relación cronológica de hechos militares, que forma parte de la historia de los Tercios Viejos Españoles y está escrita en 16 libros,  narra a libro por año, los suceso acontecidos en estas regiones,  desde el año de 1577 hasta el de 1592.

Breve Reseña Biográfica:

Capitán Alonso Vázquez (Ocaña o Toledo 155? - Andújar, Jaén 15 de mayo de 1615). Militar y escritor español.
Estuvo durante treinta y nueve años al servicio del rey. En 1586, sirve como soldado, en la compañía de don Baltasar de Hortigosa.
En 1589, sirve como sargento en la compañía de don Luis de Godoy.
En 1590, sirve como alférez de la compañía de don Hernando de Isla.
En abril de 1592 recibe varias heridas:"dos estoconazos, un picazo y un arcabuzazo que le rompió el tobillo y la canilla derecha", fue capitán de una compañía de piqueros en la Bretaña francesa, y posteriormente capitán de arcabuceros en el tercio de don Juan del Águila, para posteriormente embarcarse  llegando a ser  jefe de los tercios embarcados en la armada gobernada por  don Diego Brochero, aunque Subordinado a éste, y sin tener responsabilidad en materia naval, estando hasta 1608 a  sus órdenes.
En ese mismo año regresa a la península, donde es nombrado castellano de Jaca y posteriormente gobernador de la Aljafería de Zaragoza hasta que en 1610 es trasladado a Jaén, donde recibe el nombramiento de sargento mayor de la Milicia de Jaén, capitán y gobernador.
Moriría desempeñando esos cargos el 15 de mayo de 1615 en Andújar y sin ver publicada su obra, escrita entre los años de 1610 y 1614.
En el siglo XVI los soldados de los tercios españoles eran temidos en toda Europa. Maestros de la espada y diestros en la caballería, su valor y disciplina en la batalla eran celebres.


Bendito el  día 8 de Diciembre de 1585:

"¡Soldados! El hambre y el frío nos llevan a la derrota, pero la Virgen Inmaculada viene a salvarnos."
El 7 de diciembre de 1585, el Tercio del Maestre de Campo Francisco de Bobadilla combatía por España y la Fe católica en Holanda durante la guerra de los Ochenta Años. La isla de Bommel, situada entre los ríos Mosa y Waal, era el reducto defendido por el Tercio Viejo, bloqueado por completo por la escuadra del Almirante Holak. Cinco mil hombres guarnecían la isla, "cinco mil españoles que eran a la vez cinco mil infantes, y cinco mil caballos ligeros y cinco mil gastadores y cinco mil diablos ", como dijera de ellos el almirante francés;
los cinco mil españoles estaban repartidos en sesenta y una banderas y un estandarte de caballería.
De izquierda a derecha: alabardero, alférez y arcabucero.
El bloqueo se estrecha cada día más; ya no quedan víveres, ni pertrechos de guerra, ni ropas secas. Sólo frío, agua, barro y desesperanza. Alejandro Farnesio, el gobernador de los Países Bajos envía unos refuerzos que nunca llegan. Los maestres Carlos Mansfeld y Juan del Águila tratan en vano, de socorrer a los sitiados, no hay esperanzas de auxilio.
El jefe enemigo propone entonces una rendición honrosa. La respuesta de Bobadilla es inmediata: "Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos". Ante tal respuesta, el almirante Holak recurre a un método harto utilizado en este conflicto para acabar con la resistencia española, abrir los diques de los ríos para inundar el campamento de los españoles.
Como las aguas del Mosa discurrían por un canal más alto que el terreno ocupado por los soldados, abre una enorme brecha en el dique y las aguas se precipitan sobre el campamento del Tercio, que pronto se ve rodeado de ellas por todas partes. No queda más tierra firme que el montecillo (apenas cincuenta metros) de Empel, donde abandonando impedimenta y pertrechos han de refugiarse los soldados, so pena de perecer ahogados.
El Maestre de campo D. Francisco de Bobadilla y sus Capitanes habían hecho dos cuevas en que se entraban, y apenas cabían en cada una catorce personas; y en la que estaba el Maestre de campo manaba tanta agua, que para poderla habitar era necesario estar cubriendo el suelo de tierra de rato en rato.
Estando un devoto soldado español haciendo un hoyo en el dique ("más para tumba que para guarecerse"), debajo de la tierra con el  fin de resguardarse del mucho aire que hacía y del  fuego de artillería que los navíos enemigos disparaban, á las primeras azadonadas que comenzó á dar para cavar la tierra saltó una imagen de la limpísima y pura Concepción de Nuestra Señora, pintada en una tabla, tan vivos y limpios los colores y matices como si se hubiera acabado de hacer; acudieron otros soldados con grandísima alegría y la llevaron y pusieron en una pared de la iglesia, frontero de las banderas y el Padre Fray García de Santisteban hizo luego que todos los soldados le dijesen una Salve, y lo continuaban muy de ordinario. El Maestre Bobadilla, considerando el hecho como señal cierta de la protección divina arengó así a sus soldados. "¡Soldados! El hambre y el frío nos llevan a la derrota, pero la Virgen Inmaculada viene a salvarnos. ¿Queréis que se quemen las banderas, que se inutilice la artillería y que abordemos esta noche las galeras enemigas?" "¡Si queremos!", fue la respuesta unánime de todos  aquellos españoles ateridos por el frio y apremiados por el hambre.
Un viento huracanado e intensamente frío se desató aquella tarde helando las aguas del Mosa. Los españoles, marchando sobre el hielo en plena noche, atacan por sorpresa a la escuadra enemiga al amanecer del día 8 de diciembre y alcanzan una victoria tan completa que hace decir a los rebeldes cuando iban pasando con sus navíos por el rio abajo,
en lengua castellana á los españoles : que no era posible si no que Dios era Español, pues había usado con ellos un tan gran milagro y que nadie en el mundo sino él (por su divina misericordia) fuera bastante para librarles de aquel peligro y de haber caído en sus manos.
Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia, la flor y nata del ejército español.
El fenómeno meteorológico que aconteció el 8 de diciembre de 1585 en la isla de Bommel ha sido objeto de estudio e investigación por historiadores y meteorólogos holandeses por lo inusual del fenómeno. El Instituto de Meteorología holandés hace alrededor de  15 ó 20 años hizo un estudio del fenómeno y concluyó que la concatenación de circunstancias que produjeron que el agua alrededor de la isla de Bommel se helase en una sola noche fue un fenómeno por completo inusual y nunca visto en esas tierras.
El Milagro de Empel fue el suceso a raíz del cual la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios Españoles y de la actual infantería española.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Un milagro de la Virgen es lo que España necesita en la actualidad para protegernos de la crisis inmunda que padecemos y que nos acorrala cual ejércitos holandeses, pero parece ser que la Inmaculada Concepción ha dejado de ser nuestra aliada y amiga. O a lo mejor es que ni siquiera lo divino puede con Zapatero y su ejército de tinieblas.