Tenemos la desgracia de vivir en un mundo de hipócritas en donde la doble moral es el pan nuestro de cada día. "Haz lo que yo te diga pero no hagas lo que yo hago", es una máxima que mucha de la ralea de políticos y demás cuervos que campan por nuestra querida España cumplen al pie de la letra. Estamos gobernados por gente sin la menor sensibilidad hacia el dolor de las personas. Estamos gobernados por políticos ineptos e inútiles que jamás nos sacarán de la crisis. Primero porque no saben hacerlo y segundo porque no quieren hacerlo. Y no quieren hacerlo porque están corrompidos por oscuros intereses y porque están al servicio de los poderes económicos que hoy por hoy gobiernan el mundo. Si no ponemos freno a sus tropelías con urgencia, dejarán una España esquilmada, con millones de personas sumidas en la indigencia y con muchos cadáveres en el camino. Si no les ponemos freno dejarán una España sin futuro y sin esperanza alguna. Hay que levantarse y decir basta tan fuerte como podamos para comenzar con urgencia a regenerar las mismas raíces de la Democracia.
Hay que levantarse y decir basta a los empresarios inhumanos y mezquinos (que los hay y muchos), que explotan a sus trabajadores con una saña propia de tiempos que es mejor olvidar y que creíamos ya pasados, que les pagan sueldos de verdadera miseria por una jornada de trabajo cercana a la esclavitud y que les atemorizan con el despido en cuanto atisban el menor síntoma de queja, llegando incluso a despedirlos en cuanto alguno de ellos tenga la desgracia de enfermar, hasta tal punto llega su vileza y tiranía. Solo les falta el látigo para erigirse en amos rememorando oscuros episodios de la historia de la humanidad. De cualquier manera, con esas conductas viles, infames y despreciables, degradan a las personas, las vilipendian y denigran y las hieren en lo más profundo de su ser despojándolas incluso de su dignidad. Si eso no se acerca a la esclavitud no sé de qué estamos hablando.
Desde este pequeño rincón de internet voy a gritar con todas las fuerzas de las que soy capaz:
“¡Maldigo a todos los gobernantes que legislan a favor del poder económico y que con sus recortes en servicios esenciales y en derechos sociales hunden en la desesperación y la miseria a millones y millones de personas que a lo único que aspiran es a un trabajo digno y a un salario que les permita vivir dignamente tal y como proclama La Declaración Universal de Derechos Humanos que en su artículo 23 párrafo 1 dice: “Toda persona tiene derecho al trabajo […] a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo…”. En el párrafo 3 sigue diciendo: “Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana…”!
¡Maldigo a los llamados “Mercados”; que no son otra cosa que gente con muchísimo dinero, dueños actuales del mundo, que consiguen pingües beneficios con operaciones especulativas en el mercado de deuda pública y cuya avaricia no tiene límites, ajenos totalmente al dolor y la desesperación de millones de personas víctimas finales de sus maquiavélicos negocios!
¡Maldigo a todo aquel empresario, grande, mediano o pequeño, que se enriquezca a base de explotar y aprovecharse del sudor y la sangre de sus trabajadores, que les pague sueldos de miseria a cambio de jornadas interminables y que les coaccione con el despido a poco que atisbe el menor síntoma de rebeldía a la sumisión total!
¡Maldigo a los medios de comunicación que se alejen de la imparcialidad, que utilicen información sesgada distorsionando la realidad para confundir, adoctrinar, dogmatizar y aborregar al pueblo. La imparcialidad de la información debería ser el leitmotiv de su labor alejada de cualquier injerencia política o partidista!
¡Maldigo a la señora Merkel, verdadera culpable de la política de recortes y de austeridad llevada a cabo en la eurozona y brazo ejecutor del gran capital, favorecedora de sus intereses en detrimento del bienestar de las clases más vulnerables de la sociedad europea y que ha conseguido poner de rodillas a todos y cada uno de los gobiernos de la Unión Económica y Monetaria en aras de un taimado fin: el de devolver la deuda y sus enormes intereses en un tiempo record a costa de precarizar las condiciones de vida de la población!
¡Y maldigo en fin a todos aquellos que aprovechando cualquier posición de poder, vilipendien, agravien, humillen, tiranicen, denigren, exploten o atenten contra la dignidad de las personas en una u otra forma no permitiéndoles la necesaria y justa estabilidad económica y no favoreciendo su integración social y su desarrollo emocional!
Marco Atilio