sábado, 8 de diciembre de 2012

El paso del tiempo

La flecha del tiempo 1

La flecha del tiempo, siempre avanzando en una misma dirección. El tiempo, que todo lo arrastra y nos va moldeando para bien o para mal. ¿Dónde están los niños que fueron nuestros hijos hace tan solo... ¡Dios mío!, hace tan solo tan poco? ¿Y dónde está lo que fuimos nosotros "ayer" mismo? El tiempo avanza deprisa, muy deprisa, echando sobre nuestras espaldas su pesada carga y nunca desfallece, ni se para, todo lo contrario, cada vez corre más, mucho más…, la extraña relatividad de la que hablaba Einstein.

¿Dónde está el vigor, la fortaleza, la rebosante salud que me acompañaba cuando el arrabal de juventud inundaba todas las moléculas, todos los átomos de mi ser? Poco a poco ese vigor, ese comerme el mundo, se ha ido aplacando o deteriorando con el paso de los años, unos años que se han esfumado tan deprisa que no puedo creer que haya pasado tanto tiempo en tan poco tiempo, parece un juego de palabras y no es así, es una percepción real cuando (como yo) has recorrido un importante trecho en el sinuoso camino de la vida.

Una vida que tengo ya más de mediada y que se ha consumido en un suspiro. Si la vida fuera un día yo estoy en las primeras horas de la tarde. ¿Cómo es posible que el tiempo haya corrido tanto?

¿Y cómo es posible que mi estado físico se haya deteriorado tanto? Estos dolores perennes que sufro… la rodilla, la espalda, el cuello, los brazos, los pies… parece que han llegado hasta mí para quedarse y para impedirme que sea feliz. Aquel maldito accidente de moto (al menos en parte) me está pasando factura. Y todo ha ocurrido lenta y paulatinamente aunque la percepción que yo tengo es que haya ocurrido rápido, muy rápido. Otra vez la relatividad de Einstein.

El tiempo y su transcurrir han caído sobre mí como una losa en forma de dolores físicos, unos dolores que han hecho (por ejemplo) que no pueda practicar mi deporte favorito y por el que sentía verdadera pasión: el tenis. ¡Cuánto lo echo de menos! Sé que jamás podré volver a jugar y eso me pone triste. Añoro aquellos partidos de tenis con mis amigos, lo bien que lo pasaba y a la vez me mantenía en forma. Una lástima que todo eso se haya acabado.

Este estado físico mío también está repercutiendo en el normal desarrollo de mi trabajo, un trabajo que me gusta y el que intento realizar con la mejor de las disposiciones pero… cada vez me cuesta más llegar al final de mi jornada laboral. Y mira que me esfuerzo, pero estos malditos dolores a veces se hacen insoportables. Menos mal que hay días que son un poquito más llevaderos aunque estoy descubriendo con angustia que cada vez son menos los días en los que esto pasa.

Muchos de vosotros pensaréis que estoy siendo un tanto negativo, aunque yo no creo que sea así, lo que estoy siendo es realista y eso es lo que me da más miedo.

Si hablo del tiempo y de lo rápido que corre, de que solo avanza en una misma dirección, es porque añoro mucho otros momentos de mi vida, momentos felices que los recuerdo como si hubieran sucedido la semana pasada y que nunca volverán. Ojalá pudiera doblar esa flecha temporal y retroceder unos cuantos años, al menos conseguiría quitarme estos malditos “achaques” que no se corresponden con la edad que tengo.

En fin, la verdad es que en estos tiempos que corren, en que el mundo y la felicidad de tantas personas se derrumba a nuestro alrededor no sé quién soy yo para quejarme y casi me da vergüenza hacerlo, pero cada persona es un mundo y mi mundo también se resquebraja.

Por otra parte me siento tan puñeteramente melancólico que miro al pasado y no puedo por menos que decir: ¡Qué tiempos aquellos! En cierto sentido mucho mejores que los de ahora. Y me identifico plenamente con lo que dijera Jorge Manrique en sus “Coplas”, aquello de "cómo, a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor." aunque no siempre sea cierto.

La vida es extraña a veces, ¿no os parece?

Marco Atilio

1 comentario:

Nostalgicus Legonius dijo...

No pierdas tu tiempo ni en llorar el pasado ni en llorar el porvenir. Vive tus horas, tus minutos. Las alegrías son como flores que la lluvia mancha y el viento deshoja.
Tal vez a veces miremos el mismo paisaje, y sientas esa nostalgia inexplicable...Pues de esa misma melancolía me alimento yo...!
El pasado ya no existe, el futuro tal vez vendrá. Pero hoy..., hoy es tu presente, no lo estropees mirando hacia delante y hacia atrás. Camina en el hoy porque sólo así vivirás.