martes, 15 de enero de 2013

¿Por qué el mundo es como es?



Todas las noches antes de dormirme acostumbro a rezar, es una práctica que llevo realizando desde hace muchísimo tiempo. Normalmente me encomiendo a Jesucristo, al Jesús en el que creo firmemente desde que lo descubrí hace ya mucho tiempo, en los últimos años de mi niñez.

Le suelo pedir que proteja a mi familia, a mis amigos, que nos dé fuerzas para luchar contra las adversidades, que nos proporcione el sustento que necesitamos para poder vivir con dignidad y aleje de nosotros la envidia, el rencor, la hipocresía, la vanidad, la soberbia…

También suelo rogar porque desaparezcan del mundo el hambre, las guerras y las miserias humanas. Ruego para que ablande el corazón de los poderosos, de los que hoy gobiernan el mundo y rigen los destinos de millones de personas, para que troque su locura y su egoísmo en solidaridad y justicia. Y es que esos justos y loables deseos míos supongo que los tendrán muchísimas personas en el mundo, eso creo.

No me cabe la menor duda que si todas las personas que ostentan poder, tanto económico como político o de cualquier índole quisieran, podrían hacer mis deseos (y los de muchos) realidad, al menos en lo que se refiere a las cosas que sí se pueden cambiar. Hay otras en que la suerte, o la fortuna, o el destino, o vete tú a saber, son protagonistas principales y nada se puede hacer para influir en ellos. Solo los hados caprichosos serían capaces de cambiar por ejemplo la enfermedad por salud, la desgracia por bienestar, la pobreza por dinero en cuanto un golpe de suerte viniera a visitarte inesperadamente. Pero nada podemos hacer por lograr que esto ocurra, solo tener fe en que así sea.

Las cosas que sí se pueden cambiar si el Jesús en el que creo influyera de alguna manera en las mentes de las personas y les regalara una nueva conciencia, entonces sí que se podría hacer de este mundo un lugar mucho más agradable para vivir. En donde prevaleciera la solidaridad, la igualdad y la justicia. Pero son esos poderes a los que me he referido antes los que tienen en su mano (y en su poder) el que esto, algún día, sea una realidad. Entonces incluso podrían influir en cambiar las cosas que ahora parecen inamovibles, incluso podrían cambiar los hados, la suerte, el destino de millones de personas, solo conque quitaran de sus acciones y de sus insolidarias vidas el egoísmo con el que campan por los extensos océanos de la desesperanza de muchos de sus congéneres.

En mis nocturnas plegarias le hago llegar mis reflexiones al Jesús en el que creo y le digo que me resulta inconcebible que personas cuyo egoísmo está causando tanto dolor en el mundo, ayer fueran inocentes niños llenos de la ingenuidad que da esa etapa de la vida. La verdad es que visto lo visto, algunos deberían siempre mantenerse en esa dulce edad de la inocencia, porque cuando ese periodo de la vida empieza a irse comenzamos a tener problemas y a crearlos, verdaderos problemas y no los de la candorosa niñez. Y hasta algunos (por desgracia demasiados) se convierten en unos verdaderos capullos, seres cuyo egoísmo y tiranía sume en la desesperanza a millones de personas manteniéndolos bajo el yugo de su arbitrario y mal ejercido poder sea el que fuere.

¿Cómo es posible que pasen estas cosas? ¿Cómo es posible que haya tanta maldad y tanta injusticia? Me pregunto, y le pregunto, y me enfado, y me entristezco, y mi fe por momentos se resquebraja. Y las preguntas siguen sin respuesta porque supongo que mi nivel de entendimiento no las puede contestar. De cualquier manera sea el que fuere o lo que fuere que haya creado los seres humanos y los haya puesto sobre este mundo cometió el mayor error de toda la historia del Universo. Porque somos una especie dañina. Dañina para las demás especies, para la Naturaleza y para nuestra especie misma. Hemos caído sobre nuestro maravilloso planeta Tierra como una plaga que arrasa todo cuanto encuentra a su paso y en su delirio desenfrenado acabará por inmolarse ella misma.

Estas cosas no las entiendo porque tienen difícil explicación y están alejadas de toda lógica. Me gustaría encontrarles sentido, que Él pudiera explicarme por qué tienen que ser las cosas como son, por qué los seres humanos son como son. Y me viene a la mente aquello del “libre albedrío”. “Dios nos creó para que fuéramos libres de tomar nuestras propias decisiones” es lo que dicen algunos y así justifican por qué a pesar de que Dios es infinitamente bondadoso permite que haya tantas injusticias. Pues en mi opinión debería haberse ahorrado eso del libre albedrío y creo que tomó una decisión un tanto a la ligera aunque supongo que ni siquiera Él sabía con qué clase de gentuza estaba tratando.

En fin, espero que cuando llegue el final de mis días y pase al plano espiritual alguien me pueda explicar y yo comprender por qué el mundo de los seres humanos es tan injusto e imperfecto.
Marco Atilio








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