miércoles, 23 de enero de 2013

Tomás



Tomás es un hombre al que admiro, respeto y aprecio, un hombre bueno, un buen padre y un buen esposo, un buen amigo aparte de ser el marido de la hermana de mi mujer.

Es un hombre bonachón, apegado al terruño, a estos campos de olivares a los que un día cantó Machado. En esta campiña baezana se ha dejado el alma en busca siempre de una ilusión, la ilusión de tener algún día unos trozos de tierra propia para poder trabajarlos, para poder disfrutarlos, para que sus pies pisaran algo suyo.

Con el rodar de la vida aquellos sueños se han hecho realidad y esto ha sido así a base de sacrificio y trabajo, mucho trabajo. Me consta que Tomás ama el campo… su campo, que lo siente y lo disfruta. Que vive por y para el campo, por y para sus olivos, por y para sus tierras.

Tomás gusta de comer cosas que él mismo siembra: tomates, pepinos, cebollas, ajos, melones, sandías, carruécanos, judías verdes, pimientos… esas mismas cosas que altruistamente te ofrece sin esperar nada a cambio.

Al compartir junto a Tomás sus aficiones te contagias de su entusiasmo cuando te va descubriendo y explicando sus “grandes” logros: El pequeño huerto del patio trasero de su casa, al que te invita a acercarte para que admires la lozanía de sus guindillas y de sus tomates. Te muestra ufano una enorme calabaza traída de uno de sus campos (digna de un récord Guinness) y criada con todo el amor por la tierra que solo él puede proporcionar. Te descubre orgulloso su colección de canarios y te describe como los cría, como los cuida, como los saca adelante y ves como al ir explicándote que esa canaria ha “sacado” dos polluelos, que te fijes en esos cuatro canarios rojos intensos, en aquellos amarillos que empollan sus tres huevos o aquellos mixtos que revolotean en el voladero… le brillan los ojos, con ese brillo característico de alguien que se siente orgulloso de su trabajo y de su nuevo hobby.

Ese Tomás que en las calurosas noches del verano, en compañía de su esposa, en su patio andaluz, junto a la piscina, te invita a degustar una exquisita “pipirrana” acompañada de un poquito de jamón y unas cervezas mientras hablamos de esto o de aquello y el “fresquito” de la noche viene a unirse a la “fiesta” haciendo que todo ello, en una singular mezcolanza, hagan de esas veladas algo por lo que merece la pena vivir.

Ese Tomás en cuya compañía celebramos la cena de Nochebuena y de Nochevieja en el “altillo” de su nave, al amor del hogar y al que vamos también para degustar un buen arroz de conejo cocinado sobre las ascuas. ¡Qué rico está!

Un Tomás que ama y devora la vida, que sabe vivirla, a la antigua usanza, disfrutando de los placeres de la vida sencilla, disfrutando de los productos de la tierra… de su tierra.
Un Tomás con un fantástico buen humor, un Tomás de rectitud, de templanza, de tesón, de honestidad, de altruismo y de integridad. Una de las mejores personas que he conocido nunca. Para él va dedicado este post. Porque su manera de vivir la vida es una de las maneras más bonitas de vivirla. ¡Chapó!

Marco Atilio








martes, 15 de enero de 2013

¿Por qué el mundo es como es?



Todas las noches antes de dormirme acostumbro a rezar, es una práctica que llevo realizando desde hace muchísimo tiempo. Normalmente me encomiendo a Jesucristo, al Jesús en el que creo firmemente desde que lo descubrí hace ya mucho tiempo, en los últimos años de mi niñez.

Le suelo pedir que proteja a mi familia, a mis amigos, que nos dé fuerzas para luchar contra las adversidades, que nos proporcione el sustento que necesitamos para poder vivir con dignidad y aleje de nosotros la envidia, el rencor, la hipocresía, la vanidad, la soberbia…

También suelo rogar porque desaparezcan del mundo el hambre, las guerras y las miserias humanas. Ruego para que ablande el corazón de los poderosos, de los que hoy gobiernan el mundo y rigen los destinos de millones de personas, para que troque su locura y su egoísmo en solidaridad y justicia. Y es que esos justos y loables deseos míos supongo que los tendrán muchísimas personas en el mundo, eso creo.

No me cabe la menor duda que si todas las personas que ostentan poder, tanto económico como político o de cualquier índole quisieran, podrían hacer mis deseos (y los de muchos) realidad, al menos en lo que se refiere a las cosas que sí se pueden cambiar. Hay otras en que la suerte, o la fortuna, o el destino, o vete tú a saber, son protagonistas principales y nada se puede hacer para influir en ellos. Solo los hados caprichosos serían capaces de cambiar por ejemplo la enfermedad por salud, la desgracia por bienestar, la pobreza por dinero en cuanto un golpe de suerte viniera a visitarte inesperadamente. Pero nada podemos hacer por lograr que esto ocurra, solo tener fe en que así sea.

Las cosas que sí se pueden cambiar si el Jesús en el que creo influyera de alguna manera en las mentes de las personas y les regalara una nueva conciencia, entonces sí que se podría hacer de este mundo un lugar mucho más agradable para vivir. En donde prevaleciera la solidaridad, la igualdad y la justicia. Pero son esos poderes a los que me he referido antes los que tienen en su mano (y en su poder) el que esto, algún día, sea una realidad. Entonces incluso podrían influir en cambiar las cosas que ahora parecen inamovibles, incluso podrían cambiar los hados, la suerte, el destino de millones de personas, solo conque quitaran de sus acciones y de sus insolidarias vidas el egoísmo con el que campan por los extensos océanos de la desesperanza de muchos de sus congéneres.

En mis nocturnas plegarias le hago llegar mis reflexiones al Jesús en el que creo y le digo que me resulta inconcebible que personas cuyo egoísmo está causando tanto dolor en el mundo, ayer fueran inocentes niños llenos de la ingenuidad que da esa etapa de la vida. La verdad es que visto lo visto, algunos deberían siempre mantenerse en esa dulce edad de la inocencia, porque cuando ese periodo de la vida empieza a irse comenzamos a tener problemas y a crearlos, verdaderos problemas y no los de la candorosa niñez. Y hasta algunos (por desgracia demasiados) se convierten en unos verdaderos capullos, seres cuyo egoísmo y tiranía sume en la desesperanza a millones de personas manteniéndolos bajo el yugo de su arbitrario y mal ejercido poder sea el que fuere.

¿Cómo es posible que pasen estas cosas? ¿Cómo es posible que haya tanta maldad y tanta injusticia? Me pregunto, y le pregunto, y me enfado, y me entristezco, y mi fe por momentos se resquebraja. Y las preguntas siguen sin respuesta porque supongo que mi nivel de entendimiento no las puede contestar. De cualquier manera sea el que fuere o lo que fuere que haya creado los seres humanos y los haya puesto sobre este mundo cometió el mayor error de toda la historia del Universo. Porque somos una especie dañina. Dañina para las demás especies, para la Naturaleza y para nuestra especie misma. Hemos caído sobre nuestro maravilloso planeta Tierra como una plaga que arrasa todo cuanto encuentra a su paso y en su delirio desenfrenado acabará por inmolarse ella misma.

Estas cosas no las entiendo porque tienen difícil explicación y están alejadas de toda lógica. Me gustaría encontrarles sentido, que Él pudiera explicarme por qué tienen que ser las cosas como son, por qué los seres humanos son como son. Y me viene a la mente aquello del “libre albedrío”. “Dios nos creó para que fuéramos libres de tomar nuestras propias decisiones” es lo que dicen algunos y así justifican por qué a pesar de que Dios es infinitamente bondadoso permite que haya tantas injusticias. Pues en mi opinión debería haberse ahorrado eso del libre albedrío y creo que tomó una decisión un tanto a la ligera aunque supongo que ni siquiera Él sabía con qué clase de gentuza estaba tratando.

En fin, espero que cuando llegue el final de mis días y pase al plano espiritual alguien me pueda explicar y yo comprender por qué el mundo de los seres humanos es tan injusto e imperfecto.
Marco Atilio








viernes, 4 de enero de 2013

Mi carta a sus Majestades los Reyes de Oriente.





Queridos Reyes Magos, se que pediros cosas en esta época  de vacas flacas que nos ha tocado vivir, no estará muy bien visto, pero el niño que llevo dentro sigue conservando algo de ilusión y  me insta a pedir su regalo, este año he procurado con todas mis fuerzas ser un buen adulto, un buen padre, un buen hijo, un buen esposo, un buen hermano,  un buen compañero y un buen amigo, pero sobre todo e intentado ser : una buena persona. 

Sé que  a veces no lo he conseguido del todo, aunque he intentado mantenerme fiel a mí mismo, asumo la culpa, pero en mi defensa diré que como ser humano que soy, tengo mis defectos, de todas formas, creo que en general me he portado bien, pero eso es algo que sois vosotros los que lo debéis de juzgar, aunque lo que quiero pedir no es solo para mí ni es  nada material. 

Quisiera pediros en primer lugar una conciencia nueva, para los gobernantes, políticos, banqueros, empresarios y demás mandamases que con su  falta de  escrúpulos y de moral han sumido en la miseria a millones de personas, también quiero que traigáis, justicia, para los que abusando de sus cargos y de su situación de privilegio se han enriquecido a costa del esfuerzo de otras personas y cuando  digo justicia, me refiero a que paguen sus delitos, también os pido que se persiga la corrupción, la corrupción política fundamentalmente, pero también la judicial, la empresarial, la policial y la sindical, os pido solidaridad, compasión y buenas intenciones,  para con los que sufren, de todas las personas que vivimos en el mundo y no solo en estas fechas si no durante el resto del año, quiero que traigáis: trabajo para los parados, techo  para los sin techo, alimentos y agua para los que pasan hambre y sed, salud para los enfermos, ayuda sanitaria para los que no disponen de medios, paz para los que sufren guerras, y que dicha paz sea el primer mandamiento de cualquier religión, justicia para los que son tratados de alguna manera injustamente, también quiero que traigáis una conciencia medioambiental para todos y cada uno de los habitantes de este nuestro hermoso y único hogar la Tierra, también quisiera que la palabra violencia no sea vecina del término género, que  la cola en los cines y el teatro sea más larga y la de Caritas más corta.

También, me atrevo a pediros( aunque me temo que ni vosotros podréis concedérmelo),  que de una vez y para siempre la guerra, el hambre, la enfermedad, la injusticia, la desigualdad, la violencia ( sea cual sea su causa), el odio ( en todas sus acepciones), la codicia, la lujuria, la ira, la envidia, la soberbia y el materialismo, desaparezcan de la faz de nuestro planeta y que sean reemplazados por la paz, la abundancia, la salud, la justicia, la igualdad, la armonía, el amor, la generosidad, la honestidad, la serenidad, la tolerancia, la humildad, la espiritualidad y  la bondad, y que todo esto esté en todos nosotros ahora y siempre.

Para mi familia, os pido lo clásico, Salud, Dinero y Amor y que todos sus deseos se cumplan.

Para mi mujer, que se recupere de su enfermedad y vuelva a ser la maravillosa mujer de la que me enamore perdidamente.

Para mis hijas, salud y  trabajo, que sus sueños se realicen y que la felicidad forme siempre parte de sus vidas.

Para mis amig@s, que todas sus expectativas se cumplan, que la vida sea generosa con ell@s y les pague en forma de felicidad los reveses que hayan podido sufrir en su existencia.

Y para mi os pediré que me ayudéis a ser un poco mejor, que me deis salud y fuerzas para no tirar nunca la toalla, para no perder la ilusión, para luchar por los míos durante las 24 horas del día, para no venirme abajo, para sonreír en cada esfuerzo que realice al querer alcanzar la meta de mis sueños, y para conservar a mis amig@s, especialmente a aquell@s que me han apoyado en mis momentos de abatimiento.( Sin decir nombres........¿verdad?)

Espero que os gusten la leche, los mantecados y  los borrachuelos que dejo junto a mi carta.










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