Cuando uno escribe de estas cosas no puede evitar ser presa de un cierto escepticismo. De cualquier manera la fuente es bastante fiable si es que en relación a estos temas existen fuentes fiables. Sea como fuere y aunque me resisto a creer en sucesos paranormales ahí va el relato que me contaron y sacad vosotros vuestras propias conclusiones:
Hace aproximadamente 12 años, ocurrió un accidente de tráfico en la carretera que une La Puerta de Segura con Siles justo a la altura del cruce de Torres en la provincia de Jaén, en el cual resultaron muertos cinco jóvenes de entre 16 y 18 años. A raíz de aquellas muertes, algunas personas dicen haber notado algo sobrenatural al pasar por aquel lugar, una especie de presencia invisible que no pueden explicar pero que sienten como algo real.
Cuando ocurrieron los hechos que desembocaron en aquel desgraciado suceso, se celebraban en La Puerta de Segura las fiestas de La Virgen del Carmen. Seis amigos se divertían cuando por motivos que no están muy claros, cinco de los seis jóvenes (dos chicas y tres chicos) cogieron un coche con dirección a Siles (un pueblo cercano), probablemente para comprar algo o traer algo que les hiciera falta, ya digo que los motivos no son claros. Lo cierto es que los cinco subieron al coche con unas copas de más producto de la vorágine de la fiesta que disfrutaban. Al no caber los seis en el coche, uno de ellos (novio de una de las dos jóvenes fallecidas) se quedó en el pueblo esperando el regreso de su novia y sus amigos. Antes de marchar, la novia de éste le entregó los pendientes que llevaba puestos para que se los guardara ya que se le caían y temía que pudiera perderlos. El chico esperó indefinidamente porque… ¡Jamás regresaron!
Una amiga mía conoció y se hizo novia años más tarde de aquel joven, el joven que salvó la vida por no poder entrar en el coche. Ella me narró lo que sigue:
“Cierto día mi pareja me contó la historia del accidente ocurrido años atrás y de cómo perdió la vida la que por aquel entonces era su novia. Me contó también que aún conservaba los pendientes que ella le dejó la noche en que se fue para siempre. Incluso quiso que fuéramos al cementerio para mostrarme la tumba en donde yacían los restos de la muchacha.
Con motivo de las fiestas de La Puerta de Segura en honor de La Virgen del Carmen del año pasado, me pidió que me pusiera los pendientes de su anterior novia desaparecida. Yo, que no creo en nada extraño ni sobrenatural, accedí a lucirlos y con ellos puestos pasé todos los días que duraron las fiestas del pueblo.
Pocas noches más tarde, y con los pendientes aún puestos, volvíamos a La Puerta de Segura desde Siles, al pasar por el cruce de Torres noté que alguien subía al asiento de atrás del coche, lo sé porque en el suelo del automóvil había una bolsa justo detrás de mi asiento y se oyó perfectamente que alguien la pisaba y a continuación sentí la respiración de una “persona” cerca de mi oído. Al instante me quedé petrificada, no podía moverme, aquel algo o lo que fuera me sujetaba fuertemente y me impedía mirar hacia atrás, sentí que me tiraban del lóbulo de la oreja intentando quitarme los pendientes. Yo no podía gritar, no podía decir nada, estaba como paralizada y me consta que a mi novio le sucedía lo mismo, él tampoco se podía mover, ni hablar, y un sudor frío le recorría la espalda. A pesar de todo el coche seguía avanzando como si una fuerza invisible lo condujera porque en aquellas circunstancias estoy segura que mi pareja era incapaz de hacerlo.
Sólo cuando a lo lejos aparecieron las primeras luces de La Puerta de Segura cesó esta situación, la bolsa se volvió a mover y fue entonces cuando quedamos liberados y después de unos cuantos minutos pudimos hablar de nuevo. Cuando llegamos al pueblo y nos bajamos del coche… los pendientes ya no colgaban de mis orejas, los buscamos exhaustivamente por todo el interior del vehículo pero nunca los encontramos”.
Hasta aquí el relato de mi amiga, ella jura y perjura que realmente le ocurrió aquel extraño y espeluznante suceso, que ella jamás había creído en esas cosas… hasta que las sufrió personalmente. Yo no tengo por qué dudar de la verosimilitud de sus palabras, aunque me cueste horrores hacerlo. Es posible que en la vida haya más de lo que vemos, sentimos y palpamos. En fin, como dije al principio, que cada cual saque sus propias conclusiones.
Marco Atilio
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