lunes, 24 de octubre de 2011

Evocando Días Felices.

No pretendo dar una conferencia de historia sobre Linares de Mora,( cuna de mi abuela y de mi padre) pero permitidme unos breves apuntes para daros a conocer un poco sobre su historia, su cultura, sus tradiciones, sus gentes y su situación geográfica.

Linares de Mora es una pequeña villa fortificada(313 habitantes en 2010, en verano pueden llegar a habitarlo hasta 1.500 personas), en la que el blanco de sus fachadas contrasta con el ocre de sus tejados de teja árabe, inmersa en un grandioso paraje de abruptos desniveles de la Sierra de Gúdar, situada a 1.311 metros de altitud sobre el nivel del mar, en la comarca Gúdar-Javalambre de la Provincia de Teruel(Aragón, España), en su entorno se entrelazan historia y naturaleza. Un lugar para disfrutar y conocer el mundo rural, con manifestaciones arquitectónicas que van desde la era islámica hasta la actualidad y que originaron que fuera denominado como Conjunto Histórico-Artístico en 1982,  fue declarado por el Gobierno de Aragón Bien de Interés Cultural en el año 2001 y  su conjunto urbano fue declarado bien de interés cultural en 2004.
Se desconoce la fecha de su fundación, pero sabemos que la población fue rescatada a los moros por Alfonso II de Aragón en 1181, y el nombre de Linares se cita ya en el fuero de Daroca de 1142. Durante algún tiempo se confía a la Orden del Temple la defensa del castillo de la villa, así que son los Templarios quienes rigen los destinos del lugar hasta que, en 1202 Pedro II el Católico hace donación de esta fortaleza, a favor del Cabildo de la Seo de Zaragoza. Forma parte de la llamada Ruta del Cid (Pueblos de paso: Rubielos de Mora – Nogueruelas – Linares de Mora – Mosqueruela, etc.)
En Linares de Mora se dan cita una cultura y carácter propio que se manifiesta en sus gentes, calles, casas, costumbres y tradiciones.


Fuentes y pinares ("de ermitas rodeado"), barrancos y cascadas, dos ríos de aguas cristalinas, el río Valdelinares y el Paulejas confluyen a la altura de la población para dar lugar al río Linares que discurre barrancos más abajo para llegar al Mijares, recorriendo la orografía tan particular en la que se asienta, mostrando una gran cantidad de perspectivas, perfiles y matices, pero sobre todo, es un conjunto de almas nobles, templadas y con casta, unas ya se fueron, otras permanecen, pero  siempre recuerdo la calidez, la vitalidad, la acogida y hospitalidad de sus gentes; su cultura, su belleza artística, su gastronomía, sus tradiciones y la variedad de los paisajes de su entorno que reflejan una riqueza paisajística que ofrece una gama de imágenes y  sensaciones que perdurarán en la retina y la mente del visitante, haciendo de Linares de Mora un entorno ideal para relajarse y  disfrutar del sosiego, la  paz y la tranquilidad de una naturaleza incomparable, con una belleza singular donde  el Otoño no es gris, sino  lleno de  profusas y radiantes tonalidades, de cielos azules y verdes alfombras naturales, mostrando una generosidad de pinceladas cálidas sobre los árboles, donde los colores se van transformando en sus frondosas copas desde los verdes hasta los rojos, pasando por amarillos, naranjas y marrones, incitando a lugareños y visitantes a  la contemplación y disfrute, de este maravilloso regalo para los sentidos.



Mis raíces Aragonesas, tienen su origen en este precioso y pintoresco pueblecito, desde muy pequeño mis padres me llevaban, para visitar a mis abuelos y con el paso de los años, he acabado por sentirlo como mío, cogiéndole un cariño especial, que aun hoy en día perdura y me hace añorarlo en la distancia.

 Multitud de recuerdos se agolpan en mi mente, el largo y arduo viaje, las esperas en las estaciones, la tortilla de patatas para el viaje, la llegada al pueblo con la alegría pertinente, el olor intrínseco del pueblo, su aire puro, las aguas frías y cristalinas de su fuentes,  la pesca de truchas en el rio con mi abuelo(D.E.P), el bajar con mi abuela(D.E.P)a casa de mi bisabuela(D.E.P) a recoger la puesta del día de las gallinas,  dar de comer a los conejos, cortar leña para el invierno, las meriendas en la fuente Bartolo, en el pino el Escobón, las fiestas con todo lo que ello supone(Vaquillas, Toro embolado, etc.), la confraternización y los juegos con los zagales de mi edad,  el olor a pan recién hecho artesanalmente y cocido en un antiguo horno moruno de leña, regentado en su día por Luis Monforte en la calle de la parra, situado al lado de la iglesia y de la torre del reloj, el aroma que desprendían, las tortas morenas, las tortas resobadas, las tortas mal hechas, los sequillos, los testamentos, etc. El olor a Jamón, del otrora curadero de Jamones de Enrique Montells (D.E.P) y la señora Carmen, el tío Flores (D.E.P) y la tía Escolástica montándome en sus machos(mulos),  el tío José y la tía Míguela con su cordialidad y simpatía,  el tío Pistolas y su hermano (D.E.P) y tantas y tantas personas que ya  se fueron y otras que aún permanecen, pero que forman parte indeleble de mis recuerdos que son parte de mi mismo y de mi riqueza espiritual, siendo una de las pocas cosas de las que puedo disfrutar, sin que nadie me limite, porque recordar es vivir dos veces lo vivido.
Como Jean Paul(Johann Paul Friedrich Richter )dijo:" El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados".



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1 comentario:

Vindemiatrix dijo...

Debe de ser un pueblo muy bonito y pintoresco en donde la naturaleza entra a raudales por sus calles y plazas, un pueblo típicamente serrano de gente noble y sencilla, al menos eso das a entender en tu artículo. Se ve que tienes bonitos recuerdos de este pueblo y de sus gentes. Disfruta todo lo que puedas de esos recuerdos que en definitiva es lo único que nadie te puede arrebatar. Bien por el artículo.