lunes, 17 de octubre de 2011

Historias de la crisis


Ella comenzaba a impacientarse, era muy tarde y su marido aún no había regresado del trabajo, hacía dos horas que debía haberlo hecho. Lo llamó al móvil pero se encontraba sin cobertura, lo llamó varias veces con el mismo resultado: “El móvil al que llama se encuentra apagado o fuera de cobertura”, una y otra vez la misma respuesta.

Al fin se oyó la llave en la cerradura: ¡Era él! Corrió a su encuentro y le preguntó el motivo de su tardanza… silencio como respuesta, aunque la besó en los labios lo hizo tímidamente, casi sin rozarlos.

Lo encontró pálido, desencajado y muy serio. Algo pasaba, algo grave.

-¿Qué te ocurre?- le preguntó mientras lo seguía hasta la sala.

Él se sentó en uno de los sillones, más que sentarse se dejó caer derrotado. Al fin contestó:

-¡ME HAN DESPEDIDO!

Sus palabras le causaron el mismo efecto que un puñetazo en el estómago, no se lo esperaba, después de 15 años en la empresa era lo que menos podía imaginar.

-Pero… ¿por qué? - preguntó con la voz entrecortada.

-Porque la empresa tiene pérdidas…, no encuentra proyectos…, hay que reducir plantilla…, que no me preocupe que cuando las cosas cambien ya me llamarán… Creo que son excusas, creo que están aprovechando la crisis para aligerar la plantilla… ¿yo que sé? ¡Esto es una basura!

Hablaba con rabia, con impotencia.

-Mañana me tendrán preparado el finiquito.

Ella se sentó a su lado y le acarició la mejilla. Con un tono cálido intentó consolarlo:

-No te preocupes, saldremos adelante. Aún te queda el paro, verás como entretanto encuentras otro empleo.

-Sí, pero en el paro no ganaré los 1.400 euros que ganaba trabajando, los seis primeros meses puede que me acerque pero después te rebajan mucho, terminaré ganando poco más de 800 euros… y sin pagas extraordinarias. No sé cómo vamos a salir adelante, tenemos la hipoteca del piso que son 600 euros y nos quedan 4 años para pagar el coche, otros 300 euros. Con tu media jornada no llegas a 500 euros, tendremos que coger dinero del finiquito que me den que no creo que supere los 16.000 euros. No sé, no sé.

Ella trataba de animarlo aunque también estaba muy preocupada, pero no tenía sentido hundirse y desesperarse antes de tiempo.

-Venga hombre, ya verás como todo se arregla.
 
Todos sus temores se hicieron realidad y los peores augurios se cumplieron. Aunque buscó trabajo denodadamente la búsqueda resultó infructuosa. Agotó la prestación por desempleo y ahora sólo le quedaba la ayuda familiar que ascendía a la “escalofriante” cifra de 426 euros mensuales, todo se derrumbaba a su alrededor, sus sueños, sus esperanzas, se hicieron añicos. Con la ayuda de sus padres podían seguir pagando la hipoteca del piso y del coche pero… ¿cuánto tiempo aguantarían así, un mes, dos, tres?; no muchos más.

Cuando todo parecía perdido encontró trabajo en una tienda de muebles. Las condiciones laborales eran muy inferiores a las que tenía en su anterior empresa. Antes cobraba 1.400 euros por 8 horas de trabajo de lunes a viernes con dos pagas extraordinarias. Ahora cobraría 1.000 euros por 12 horas de lunes a sábado con las pagas incluidas, aunque él firmaría una nómina de 1.350 euros. Esas eran las condiciones que le puso la empresa, lo tomaba o contratarían a otra persona. Evidentemente aceptó. No estaba en condiciones de decir que no.

Sabía que con la crisis, la inmensa mayoría de los empresarios se aprovecharían de la situación contratando mano de obra barata y con unas condiciones muy precarias. Sabía que todos los derechos laborales conseguidos tras una dura lucha de años se habían ido al garete. Como también sabía que no podría ser muy reivindicativo pues de lo contrario lo despedirían de inmediato y por supuesto sabía que tenía que dejarse la piel en el trabajo para tener lo más contentos posible a sus jefes y así poder mantener su empleo. Sólo así podría sobrevivir en un mundo injusto y cruel en donde vivir dignamente se había convertido en una ilusión romántica que se perdió el día que estalló la crisis financiera y los gobiernos se subyugaron al poder de los mercados y a sus demandas poniendo en práctica políticas restrictivas, de recortes y de pérdida de derechos de los trabajadores. Ahogando a las clases medias y a los más desfavorecidos, en definitiva los únicos que salieron perdiendo de esta macabra historia.

Marco Atilio

Pagina Principal

No hay comentarios: