El NACIMIENTO DE UN MITO

Hoy me siento especialmente triste, no paro de pensar en la muerte del gran Severiano Ballesteros acontecida ayer 7 de mayo de 2011 a las 02 horas y 10 minutos.

Con Severiano se va el primer gran deportista español que se hizo universal, un hombre genial en su deporte, ganador de 2 Masters de Augusta, 3 British Open, 6 Ryder Cup, 5 Campeonatos del mundo Match Play y 94 títulos a lo largo de su carrera.

Una persona que con sus éxitos acercó un deporte semidesconocido en España a la gran mayoría de la gente, que luchó por ello a lo largo de toda su carrera, porque su deporte fuera conocido y que cualquiera pudiera jugarlo desterrando así la falsa creencia de que el golf era un deporte elitista al cual sólo jugaban los más ricos.

Con su sonrisa y su carácter se hizo pronto con la gente, era carismático y triunfador y, sobre todo, un gran luchador, siempre buscaba el golpe imposible, eso le hacía ser especial y único, diferente e inimitable. Un auténtico genio de los que cautivan la imaginación del aficionado.

Problemas de espalda que se le hicieron crónicos y que no le hacían rendir al máximo nivel impidieron que su cosecha de triunfos no fuera mucho más amplia. Fue toda una tortura para él saberse con talento suficiente para ganar y que sus condiciones físicas no se lo permitieran.

Se nos ha ido un grande del deporte universal, un golfista excepcional, que dejó especial huella entre sus compañeros de profesión, aquellos que lo trataron más de cerca, lejos del resplandor de las luces de la fama.

Un maldito tumor cerebral le ha ganado este partido, realmente era difícil de ganar, lo intentó hasta el último momento, luchó con uñas y dientes por ganar a su feroz adversario pero no fue posible, hubiera necesitado un “Double Eagle” en el hoyo 18 de par 5. En otros tiempos quizá él lo hubiera podido conseguir pero… esta vez no, esta vez no.

Ahora descansa en el Olimpo de los deportistas universales, aunque para todos los que amamos el deporte, el gran Severiano Ballesteros no habrá muerto del todo porque nos quedará su recuerdo y su leyenda, prueba imperecedera que nos hizo testigos de la muerte del hombre y el nacimiento del mito.

Hasta siempre ¡¡¡CAMPEÓN!!!

Marco Atilio

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