martes, 24 de mayo de 2011

Carta de perdón



Esto que sigue a continuación, es una carta que le escribí a un amigo desesperado para que se la diera a su mujer después de que ésta se enterara de una aventurilla puntual que tuvo (mi amigo) con otra mujer y que por poco le cuesta el divorcio. Como podéis observar la carta demuestra el grado de ansiedad y arrepentimiento que él tenía en aquellos momentos. Tengo que decir que la cosa funcionó y consiguió el perdón de su mujer que tanto anhelaba.

Aunque la carta está dirigida a una mujer se puede también dirigir a un hombre. Digo esto por si en alguna ocasión se os presenta un caso similar y la carta os puede servir de ayuda.

Ojo, no es mi intención disculpar de ninguna manera la infidelidad poniendo a vuestro alcance una herramienta con la que hipotéticamente podáis salir airosos de un caso similar, esto dista muy mucho de mis intenciones. El único fin que persigo es el de ayudar a gente que, como humanos que somos, pueda equivocarse en un momento dado y se arrepienta de corazón y no sepa expresar su arrepentimiento. Nada más. La carta dice así:

He sembrado vientos y he recogido la tempestad más terrible que pueda sufrir…, el pensar que puedo perderte. El mero hecho de pensarlo me vuelve loco.

Sé que te he hecho daño, mucho daño, y que no es justo tratar a la mujer que más quiero en el mundo de esta manera. Todo lo que pueda decir en mi defensa en este momento será para ti un dolor como quizá nunca hayas sentido, tengo poca excusa porque he traicionado tu confianza, me he dejado arrastrar por el río de las miserias humanas y me he cubierto de lodo. Sin pensarlo, sin quererlo, he llenado mi vida y la tuya de negros y oscuros nubarrones, aunque tengo la esperanza que un viento suave y apaciguador los disipe para siempre y podamos transitar juntos de nuevo por el inmenso océano de los sueños.

La bendita providencia te puso un día en mi camino, me resisto a perderte y lucharé con todas mis fuerzas por una absolución a mi conducta injustificable.

¡Te quiero tanto Dios mío y te siento tan lejana! ¡Tengo tantos sentimientos de culpa, tantos remordimientos, tanta ansiedad, que me voy a volver loco!

El no poder estar a tu lado, sentirte cerca, sentir tu calor, tu aroma, tus caricias…, tu amor, es un sufrimiento indescriptible. Una sensación de angustia como no había sentido nunca.

Tú eres toda mi vida, sin tí no me imagino la existencia, vivo y lucho por tí, te quiero y necesito quererte, me enamoro de tí todos los días, todas las horas. He cometido un error, no ha sido un error cualquiera lo sé, he traicionado tu confianza y tu amor y ahora vivo atrapado entre mi enorme error y tu perdón, el perdón que tanto anhelo y que te pido con todas mis fuerzas y con todo mi ser, te lo seguiré pidiendo todos los días de mi vida. Ojalá encuentres la manera de poder dármelo.
Tengo tanto amor en mi corazón, me quedan tantas cosas buenas que darte que suspiro por una segunda oportunidad. Porque quiero llenarte de cariño, quiero demostrarte que a partir de ahora puedes confiar en mí, que no te equivocabas cuando me amaste por primera vez, y que sería un inmenso placer y un gran honor para mí pasear a tu lado por la vida.

Mi única esperanza es que puedas y sepas perdonarme. Que todo esto no haya sido un final sino un principio. Que nuestro andar juntos por los caminos de nuestra mutua existencia te llene de felicidad, la felicidad que tengo que darte y que sin duda mereces.

Te quiero, te quiero con toda mi alma, ahora más que nunca estoy loco por tí…, loco de amor. Y me odio a mí mismo por haber puesto en peligro ese inmenso amor.

POR FAVOR ¡PERDÓNAME!

Marco Atilio

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Dices que ella lo perdono, pero yo me pregunto si hubiera sido al revés ¿él la hubiera perdonado a ella? ¡puede ser que si! y ¡puede ser que no!, personalmente creo que sería no y no digo esto por lo que yo haría, (esa es una tesitura en la que gracias a Dios no me he visto y espero no verme y creo que puedo afirmar sin temor a equivocarme que hablo en nombre de la mayoría de los hombres), lo digo porque normalmente los hombres somos más ególatras, tenemos nuestro honor en mucho más alta estima que las mujeres,(es mi opinión)y sobre todo esta lo de "el qué dirán".
Ya sé que a nadie le gusta ser "coronado", con semejante "aureola", (que según dicen por ahí no se ve pero se deja sentir y debe ser de verdad porque yo sé de alguno y el peso le vence la cabeza porque siempre va mirando al suelo, imagino que será cosa de la "aureola") y que te cambien el nombre y pases de llamarte como te puso el cura a : toro, astado, enastado, cornúpeta, bovino, consentidor, cabrón, orejón, cuclillo, sufrido etc. (O en femenino) no es plato de gusto para nadie, lo mejor para no verse en estos enredos es, pensar si a ti te gustaría que tu pareja te lo hiciera.