martes, 5 de abril de 2011

Intolerancia y Egoísmo II

Es cierto que a lo largo de la historia ha habido gentes que se han sacrificado por los demás, incluso como dice “Anónimo” han dado su vida por sus semejantes pero… también es verdad que han sido casos de lo más excepcional.
Que el ser humano se puede convertir en un ser de lo más despreciable es prácticamente un axioma, ejemplos de ello hay en la historia infinidad de casos.
No podemos olvidar a los grandes imperios (el romano, el español) que cometieron viles y crueles asesinatos por extender su imperio, por implantar sus creencias y sus formas de vida a quien no pensaba como ellos, a quien discrepaba de sus dogmas, a quien se atrevía a enfrentarse a su poder.
No podemos olvidarnos de La Inquisición, ¡cuántas personas fueron sacrificadas en la hoguera en nombre de Dios! La lista de los pobres desgraciados que cayeron en sus garras es terriblemente amplia.
No se nos puede olvidar el genocidio que practicaron los norteamericanos con las tribus indígenas de Estados Unidos arrebatándoles sus pertenencias, sus tierras, y confinando en reservas a los pocos supervivientes, privándoles de la libertad que en derecho les pertenecía. Existe un libro, un libro muy bien documentado escrito por Dee Brown titulado “Enterrad mi corazón en Wounded Knee” que habla sobre ello, las historias que cuenta son terribles y sobrecogedoras.
¿Nos podemos olvidar de la esclavitud practicada por los seres humanos en diversas épocas de la historia con el propósito de humillar, vilipendiar y tiranizar a sus semejantes?
Tampoco nos podemos olvidar de los Nazis, que cometieron quizá el mayor genocidio de la historia de la humanidad. Capaces de perpetrar los crímenes más horribles y las prácticas más espeluznantes. Éstos llegaban a ver a sus semejantes (los judíos) como simples ratas, es por eso por lo que no les remordía la conciencia y jamás se arrepintieron de sus actos, ¿quién se arrepiente de acabar con una nauseabunda rata? Los ejemplos de las aberraciones que cometieron con el pueblo judío son grandes y terribles.
¿Nos olvidaremos de los crímenes de Stalin…, de Franco…, de Pinochet…, de los dictadores que a lo largo de la historia han masacrado a su pueblo?
¿Nos olvidaremos de la clase política? De la clase política de cualquier lugar del mundo, pasada, presente y futura. A los políticos se les puede definir sin temor a equivocarnos como: Embusteros, demagogos, aprovechados, hipócritas… y un sinfín de feos calificativos porque lo que busca cualquier político, sea de la época que sea, es el de enriquecerse lo antes posible aprovechándose de su posición de ventaja sin importarle lo más mínimo los medios que utilice para conseguirlo ni a las personas que pueda perjudicar en su intento. Así ha sucedido siempre y así seguirá sucediendo. Hay una frase que describe muy bien lo que es un político, la pronunció (y esto sí que es extraño) otro político, Louis McHenry Howe, amigo íntimo y asesor personal del presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, dijo McHenry: "Nadie puede adoptar la política como profesión y seguir siendo honrado.".
Tampoco se nos pueden pasar por alto los empresarios, la mayoría gente sin escrúpulos, gente vil y egoísta que su único fin es enriquecerse a costa del pobre trabajador que tienen bajo su yugo, explotándolo por un mísero salario y siempre con la amenaza del despido a poco que levante la voz y se revele contra las injusticias de esta ralea con una voracidad, egoísmo y mezquindad sin límites.
No podemos olvidarnos de tantas y tantas ruindades de personas que están a nuestro alrededor, gente que mata a sus esposas, que se matan en peleas callejeras por (probablemente) cosas tan triviales como una discusión de tráfico, hermanos que se matan o dejan de hablarse para toda la vida por una herencia.
Entre el amor y el odio hay un paso muy corto, mientras las personas de las que nos rodeamos no sean una carga para nuestros intereses y piensen más o menos como nosotros todo puede ir razonablemente bien y pensaremos de ellas que son muy buena gente. Ahora, en cuanto nuestros intereses económicos o de otra índole estén más o menos en riesgo, en cuanto las personas sean muy contrarias a nuestras convicciones y formas de ver la vida, en cuanto nos hagan una “putada” a pesar de habernos hecho multitud de favores anteriormente, las cosas ya no serán como antes, porque somos así de cínicos. Ya lo dice el refrán: “Hazme cien cosas buenas y malas una y no me has hecho ninguna”.
En fin, el egoísmo pienso que va marcado a fuego en el ser humano, hay benditas excepciones pero… ¡son tan pocas!
Marco Atilio
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