miércoles, 27 de abril de 2011

Turrillo´s Family



Querido hijo:
Te escribo estas letras para que sepas que estoy viva.
Estoy escribiéndote despacio porque sé que tú no eres capaz de leer deprisa.
Si recibes esta carta es que te llegó, y si no, me lo dices y te la mando otra vez.
El tiempo por aquí no está mal: la semana pasada sólo llovió dos veces; la primera estuvo lloviendo tres días, y la segunda cuatro.
Ya te he mandado la chaqueta. Tu tío Ambrosio dijo que si la mandábamos con botones pesaría mucho, y el envío sería muy caro, así que se los quitamos y se los metimos en el bolsillo de dentro.
Por fin, hemos podido enterrar a tu abuelo; lo encontramos cuando hicimos la mudanza; estaba metido en el armario desde aquel día, que nos ganó jugando al escondite.
Te cuento que el otro día explotó la cocina de gas y tu padre y yo salimos disparados por el aire y caímos fuera de la casa. ¡Qué emoción! Era la primera vez, que tu padre y yo salíamos juntos de casa.
Vino el médico, me puso un tubo de cristal en la boca y me dijo que no podía hablar en treinta minutos. Tu padre quería comprarle el tubo.
Perdona la mala letra y las faltas de ortografía; es que yo me canso de escribirte y ahora le estoy dictando a tu padre y ya sabes lo zoquete que es.
Y hablando de tu padre, ¡qué orgulloso está! Te cuento, ahora tiene un buen trabajo, tiene más de 500 personas por debajo de él; es el encargado de limpiar el cementerio.
El otro día leyó en el periódico que, según las encuestas, la mayoría de los accidentes ocurren a un kilómetro de casa, así que nos hemos mudado más lejos.
No vas a reconocer la casa; el sitio es muy bonito y hasta tengo lavadora, aunque no estoy segura de que funcione. Ayer metí la ropa, tiré de la cadena y desde ese momento no la he vuelto a ver.
Tu hermana Modesta, la que se casó con su marido, parió. Como todavía no sé de qué sexo es, no puedo decirte si eres tío o tía. Si es niña van a llamarla como yo.
Tu otra hermana,  la Eufemia, está embarazada de cinco meses. Tu padre le preguntó si estaba segura de que era de ella. Contesto que tenía que pensarlo, que la pregunta era muy complicada.
Y por último, tu hermano Melquiades sigue tan despistado como siempre; el otro día cerró el coche, dejo las llaves dentro y tuvo que andar tres km. para allá y tres km. para acá, para ir a casa, a por él duplicado, para poder sacarnos a tu padre y a mí de dentro del coche.
Tu primo Primitivo se casó y pasó toda la noche rezándole a la mujer, porque le dijeron que era virgen.
A quien nunca más hemos visto por aquí es al tío Indalecio, el que murió el año pasado.
Ahora el que nos tiene preocupados es tu perro, el Brutus; está empeñado en correr detrás de los coches que están parados.
¿Recuerdas a tu amigo el Hortensio? Ya no está en este mundo. Su padre murió hace dos meses y como había pedido ser enterrado en el lago, el pobre Hortensio se ahogo  cavando la fosa en el fondo.
Bueno, hijo, no te pongo la  dirección en la carta porque no la sé. La gente que vivió aquí antes, se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio.
Si ves a doña Patrocinio salúdala de mi parte, y si no la ves no le digas nada.
Un abrazo. Te quiere, tu madre.
P.D.: Iba a mandarte 100 euros, pero ya he cerrado el sobre.

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