Una vez más la Semana Santa ha llegado, es la reiteración de un ciclo que se repite año tras año y que si el tiempo lo permite pondrá en la calle a cofrades y pasos, que durante esta semana, vivirán con fervor y pasión su estación de penitencia. La Semana Santa es un tiempo para la reflexión, para rememorar sensaciones, momentos, olores, sabores, recuerdos de la infancia y de la adolescencia.
Recuerdos de otros "tiempos" en que la Semana Santa de Úbeda, tenía su propia identidad e idiosincrasia y que hoy a mi manera de ver, ha perdido en aras de un mayor lucimiento y ostentación. Para intentar sobresalir sobre los demás se ha sevillanizado y a la vista esta, tronos como los de Sevilla, bandas con uniformes, trompetas y tambores, como en Sevilla, da la sensación de que se busca el "aplauso", cuando desde mi punto de vista eso debe quedar para el circo, la opera, el futbol, o cualquier otro evento que lo requiera, porque en la Semana Santa, revivimos la Pasión de Nuestro Señor, de una forma, austera, callada, humilde y religiosa, adjetivos que constituyen el alma de las procesiones y estamos en Úbeda no en Sevilla, no creo que el costalero, el penitente, los miembros de la banda, los cofrades, necesiten el aplauso, a ellos solo les mueve el fervor, la pasión y el sentimiento que sienten por su Cristo y por su Virgen.
Solo se debería oír, el llanto de algún niño asustado por el estrepito, el murmullo de la gente, el redoble de los tambores, el sonido de las trompetas y el estruendoso silencio, que se escucha cuando alguien canta una saeta, por eso en mi humilde opinión:"¡Palmas No!¡Por Favor!, "pero:
Como ha dicho un emocionado Antonio Banderas en su pregón:
"Hay tantas semanas santas y formas de percibirla como cofrades pero yo, de lo que de verdad quiero hablar, es de la gente. De los que caminan en busca de una esperanza, de una respuesta. De esa gente que a veces observamos y a veces somos. Gente corriente, de a pie "Ahora no quiero ser yo, lo que realmente quiero es ser todos".
La Semana Santa es una amalgama de colores, olores, sonidos y sabores, que nos hace volver hacia atrás en el tiempo, aunque siempre nos parecen nuevos y recientes.
Recordamos a personas queridas, que ya no están con nosotros pero que un día nos llevaron de la mano, nos consolaron, nos enjugaron unas lagrimas, derramadas tal vez por un globo perdido, o por la pérdida de un "purito americano, (de los de Pirulí)"nos sentaron sobre sus rodillas y nos explicaron el significado de la Semana Santa, sembrando en nuestros corazones la semilla de la devoción, la pasión y el fervor por nuestras procesiones y tradiciones. La Semana Santa huele a las flores que adornan los pasos, huele a incienso, se distinguen sabores antiguos, el orozuz, (Paloduz), los puritos americanos, el potaje de vigilia, el bacalao con tomate, el pan de aceite, las tortas, las magdalenas, los ochios que hacían nuestras madres, en los hornos de las panaderías y que comíamos con habas tiernas y huevos cocidos.
Creo no equivocarme al pensar que muchas personas, tendrán la misma opinión que yo sobre este tema, lo mismo que habrá otras muchas que disientan, pero esta es mi apreciación sobre la Semana Santa de Úbeda, si alguien no está de acuerdo y cree que estoy equivocado que exprese sus ideas en los comentarios de este blog. A la memoria de mi Abuelo José al que hago alusión cuando me llevaba de la mano. Un saludo.
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