domingo, 3 de abril de 2011

Intolerancia y Egoísmo


¿Somos conscientes de lo que realmente somos?
¿Seguro que sabemos lo que somos en lo más profundo de nosotros mismos?
¿Sabemos siquiera de lo que seríamos capaces en un determinado momento…?
Yo creo que no, que pocas veces nos hemos parado a pensar lo que somos en realidad y lo detestables que podemos llegar a ser en determinadas situaciones, sobre todo cuando está de por medio nuestro propio beneficio. Y es que seguimos una máxima que se ha hecho dogma en nuestras vidas: “Primero mis dientes que mis parientes”.
Nos creemos seres adorables, es una delicia convivir con nosotros. Nos asiste la razón siempre. Las cosas que hacemos y que decimos están estupendamente hechas y magníficamente dichas. Para obrar como lo hacemos siempre tenemos algún argumento que justifique y fundamente nuestra forma de proceder. Somos poseedores de la verdad..., de nuestra verdad.
Nuestras ideas, nuestra forma de vivir y de entender la vida son, para nosotros, el paradigma de la perfección. El camino a seguir por otros. Intentamos en nuestras conversaciones con los demás que prevalezca nuestro inefable criterio en la inmensa mayoría de las ocasiones.
El comportamiento de la gente que nos rodea, sus actitudes, sus formas de ver la vida, sus creencias, sus ideas, sus convicciones, sus maneras de vestir, sus aspectos personales, sus formas de hablar, sus críticas, sus amores, sus pasiones, sus tristezas, sus depresiones, sus melancolías, sus sensibilidades, sus inquietudes, sus formas de entender la belleza, sus luchas, sus aficiones…, en definitiva, sus formas de vivir cuando son contrarias a nuestra manera de entender esas mismas cosas, son para nosotros actitudes y comportamientos totalmente equivocados y reprobables.
Si pensamos un poco en todo ello veremos que en mayor o menor medida es lo que nos pasa a todos nosotros. Es lo que se llama INTOLERANCIA, esclavos de ella como seres humanos que somos y no hay nada más malvado, capaz en determinados momentos y situaciones de las más insospechadas tropelías que el ser humano.
Y es que, en definitiva, somos egoístas por naturaleza y anteponemos nuestro bienestar y nuestro propio interés a cualquier otra cosa.
Así es de cruda la triste realidad en la que viven los seres humanos desde que aparecieron sobre la faz de La Tierra para desgracia de la propia Tierra.
Cierto es que deberíamos ser libres para hacer aquello que más nos guste, para caminar por la vida y el mundo como mejor nos plazca, sin restricciones ni limitaciones pero, eso sí, sin menoscabar la libertad de los demás, sin perjudicar los legítimos intereses de las demás personas, sin meternos gratuitamente en sus vidas y, sobre todo, respetando a todo el mundo sin importarnos el color de su piel, su religión, sus creencias, su modo de vivir y de pensar. Si esto sucediera algún día, (cosa por otra parte prácticamente imposible ya que la maldad y el egoísmo es algo intrínseco al ser humano), la vida sobre este maravilloso planeta llamado Tierra sería mucho más placentera y, sobre todo, más justa.
Si queremos construir un futuro mejor para todos, debemos pensar sobre unas bases éticas tan sólidas como elementales: “Ningún pueblo, ninguna nación, ninguna persona, nada positivo se puede construir a costa de los demás”.
Si para ser felices necesitamos que no lo sean otras personas sería mejor no haber nacido, así librábamos al mundo de nuestra inmunda presencia.
Marco Atilio

  Intolerancia y Egoísmo II

Pagina Principal

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre ha habido hay y habrá personas, en las que prevalece el mal sobre el bien y que han inundado de maldad el mundo, ya sea por su capacidad de liderazgo o por el miedo que han inspirado a sus seguidores y detractores, llevando a gran parte de la raza humana a ser ruin y despreciable y a cometer actos abominables. Pero también por el contrario ha habido hay y habrá personas que han dedicado, dedican y dedicaran su vida a luchar denodadamente contra el mal concienciando a la raza humana de que la salvación esta en hacer el bien a su semejantes.
Por eso por una vez y sin que sirva de precedente, voy a romper una lanza a favor de la raza humana, estoy de acuerdo en que somos capaces de las peores vilezas y de las más abyectas aberraciones, pero también de los mas desinteresados y nobles actos, cuantas veces muchas personas han puesto en peligro su vida para salvar a un semejante, llegando incluso a dar su vida que es lo más valioso que puede poseer un ser humano.
La historia, está llena de acontecimientos en los cuales, el altruismo y la generosidad han estado por encima del apego a la propia vida, por lo tanto y bajo mi modesto punto de vista creo que está en nuestra naturaleza el ser mitad ángeles mitad demonios y que es algo individual el que en momentos puntuales prevalezca nuestro lado oscuro o nuestro lado Brillante.

F.J.M. (Marco Atilio) dijo...

La naturaleza dual del ser humano es intrínseca a él mismo. Es cierto que es capaz de actos heroicos, desinteresados y altruístas pero..., la psique humana es tan compleja que también alberga, y en medidas a veces desproporcionadas, la maldad, la villanía, la ruindad y el egoísmo más salvaje.