domingo, 17 de abril de 2011

¡Vete a La Porra!

Anoche, mientras veía tranquilamente la televisión, oí que mi hija hablaba por teléfono, y que el tono de la conversación iba subiendo poco a poco de volumen.
Hasta que en un momento determinado, oí que decía bastante ofendida, la expresión ¿por huevos no?, y a continuación ya bastante alterada, decía a la persona que había al otro lado del teléfono, pues sabes que te digo que te ¡Vayas a la Porra! y colgó el teléfono con gesto airado.
Aunque, como es natural yo ya había oído antes ambas expresiones, y conocía de donde venia  ir a la porra, decidí profundizar un poco más en su significado y de paso conocer, de donde venia la expresión ¡Por Huevos!, ya que desconocía su procedencia.
“Vete a la porra” es una forma válida como cualquier otra, pero… ¿de dónde viene esa expresión (o modismo, mejor dicho)
Puesto manos a la obra, consulte varios sitios. hasta que encontré, Mosaico Militar (Madrid, 1951) Historias, historietas, anécdotas, alegrías, tipos y costumbres de la vida militar de antaño, escrito por el General Luis Bermúdez de Castro, historiador militar de España. el cual dice así en su “Mosaico militar”:
"En mis tiempos mozos no había tambores militares; con envidia sabíamos de ellos por las estampas viejas y las añoranzas de nuestros Jefes que los echaban muchísimo de menos" (…) "También el Tambor Mayor es invención española. Esto no nos lo niegan los extranjeros, aunque tampoco confiesan que es nuestra. Casi todos los Ejércitos lo conservan como tradición, menos nosotros, que lo suprimimos al mismo tiempo que los tambores y no lo hemos repuesto al reponer éstos. El Gran Duque de Alba, creador de los tercios, que todavía no tiene en España una sola estatua, instituyó el tambor Mayor de Tercio y el Tambor Mayor general, Jefe de todos los Tambores Mayores". (…) "Su contoneo al frente de la Banda impresionaba tanto como la maciza porra de plata que servía de puño a su largo bastón de enormes borlas de oro. ¡Había que ver a aquella insignia subir por los aires, ser recogida al vuelo y girar en vertiginosos molinetes sobre la cabeza, pese al refrán castrense que reza:" no hagas juegos malabares con las prendas militares".

Siguiendo con esto, las Ordenanzas militares de Carlos III establecían que esa porra del Tambor Mayor había de colocarse “en el centro del Campamento y alrededor de la misma tendrán lugar los arrestos correspondientes a las faltas dictaminadas por el Consejo de Disciplina”. Así pues, a los soldados arrestados se les mandaba “a la porra”, expresión que pasó al uso civil como desprecio a quien no nos merece mayor miramiento o cuidado. No se ha encontrado, la citada expresión (“vete a la porra”) antes del siglo XIX.
Aún hoy es posible verla en los desfiles militares en los que participa una banda de música. Antes, cuando ésta no desfilaba, la porra se dejaba a la puerta de las dependencias principales, que estaban cercanas a la prevención, el lugar donde los soldados pasaban el arresto por causas leves. El oficial ordenaba al castigado lo siguiente: "¡Vaya usarced a la porra, seor soldado!". La expresión era del todo correcta y usual, pero en la actualidad se emplea para echar de forma despectiva a alguien de nuestra compañía.
En otra entrada profundizaré, en la expresión ¡Por Huevos!


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