Anoche, mientras veía tranquilamente la televisión, oí que mi hija hablaba por teléfono, y que el tono de la conversación iba subiendo poco a poco de volumen.
Hasta que en un momento determinado, oí que decía bastante ofendida, la expresión ¿por huevos no?, y a continuación ya bastante alterada, decía a la persona que había al otro lado del teléfono, pues sabes que te digo que te ¡vayas a la Porra! y colgó el teléfono con gesto airado.
Aunque, como es natural yo ya había oído antes ambas expresiones, y conocía de donde venia ir a la porra, decidí profundizar un poco más en su significado y de paso conocer, de donde venia la expresión ¡Por Huevos!, ya que desconocía su procedencia.
Alguna vez has tenido que hacer algo “por huevos”? Seguramente pensarás que la expresión habla de los testículos, pero eso no es del todo cierto. Hacer algo obligado, sin posibilidad de pasar de ello o por necesidad es hacer algo por huevos, pero ¿de dónde viene la expresión “por huevos”? Pues, increíblemente, no tiene nada que ver con los órganos genitales de los hombres.
Según el Diccionario de la Real Academia, viene del latín, uebos:
(Del lat. ŏpus, necesidad).
ant. Necesidad, cosa necesaria, y la evolución del lenguaje hizo que la palabra evolucionara a uebos, de forma que en castellano antiguo o si hoy en día aún queda alguien que pretende hablar castellano formal, puede utilizar la palabra uebos refiriéndose a necesidad.
Así pues, “por uebos“ viene a significar “por necesidad“. Esto es algo que casa perfectamente con la popular expresión de obligatoriedad.
Queriendo saber más sobre dicha expresión seguí buscando, hasta que encontré, un articulo del País, escrito por Ismael López Muñoz:
El manejo amplio del lenguaje es fundamental para aquellos profesionales, especialmente abogados, literatos y periodistas, que necesitan recurrir a los significados puntuales de las palabras y a veces establecer la diferencia entre vocablos que, si oralmente parecen sonar igual, la variante de una letra es definitiva por cambiar, lógicamente, el significado. Un ejemplo próximo nos muestra estas diferencias. El pasado miércoles día 5, EL PAÍS publicaba en su sección Gente el caso de Vicente Pest, funcionario del cementerio de Vila-Real (Castellón), al cual, por haber denunciado el mal estado del camposanto, el concejal Ismael Reverter le había iniciado "un expediente por huevos". Lo cierto es que el concejal anunció que le había levantado un expediente por huebos". El corresponsal en Castellón, Santiago Navarro, que fue quien suministró la información, no tuvo la ocurrencia de resaltar que escribía huebos (con b), palabra poco conocida y de uso antiguo. Al revisar la noticia en Madrid, la redactora Joaquina Prades pensó que era una mala interpretación ortográfica, lo corrigió, cambió la b por la v y se produjo el equívoco. Al buscar en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia encontramos dos acepciones: huevos, sinónimo de testículos, y huebos, del latín opus, necesidad, cosa necesaria. Por tanto, es distinto "hacer algo por huevos", en un lenguaje imperativo, coloquial y chulesco, que "hacerlo por huebos", en lenguaje ortodoxo y legítimo. Bien es cierto que, según el comentario de Joaquina Prades, "al sepulturero Vicente Poset, en cualquier caso, le da lo mismo que sea con v o con b porque el expediente sigue su curso".
No es la primera vez que la confusión de ambas palabras produce equívocos, y en una ocasión, que recordemos, hubo un proceso. El abogado valenciano Jesús Sancho-Tello Mercadal reclamó al juez de instrucción de Alcira (Valencia), José Mengual, que modificase "por huebos" una resolución (véase EL PAÍS de 18 de febrero de 1983), y dicho juez le procesó por presunto desacato a la autoridad. En la crónica citada, Jaime Comas desde Valencia escribía en el periódico: "José Mengual había incurrido, en opinión del abogado [Sancho-Tello], en varios errores jurídicos en el transcurso del sumario abierto a un cliente suyo por presunto asesinato. Intentó indicarle en un escrito que modificara 'por huebos' su actuación, y fue este escrito motivo de su propio procesamiento, además del ya efectuado a su cliente". Al cabo de los años hemos hablado con Sancho-Tello, que recuerda como algo anecdótico en su dilatada vida profesional aquel incidente, y con cierta sorna nos dice: "Por supuesto que me dictaron sentencia absolutória. Si el juez de Alcira no sabía gramática, allá él". El abogado valenciano antes de redactar el escrito llamó a Madrid a la Real Academia para saber si la expresión era válida y le respondieron que, pese a su antigüedad, seguía en vigor.
Esta expresión aparece en el primer monumento de la literatura española que ha llegado hasta nosotros, el Cantar de Mío Cid. Principia en el trato de Martín Antolín con los judíos, en el Cantar primero, destierro del Cid, donde se dice: "Nos huebos avemos en todo de ganar algo". Después se cita media docena de veces.
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