sábado, 3 de septiembre de 2011

La Enfermedad de los Genios.

  


¿Qué tuvieron en común, Mozart,  Miguel Ángel, Edvard Munch, Virginia Wolf, Piotr Tchaikovsky, Edgar Allan Poe,  Cary Grant,  Vincent Van Gogh y muchos más?
Su genio, es evidente e incuestionable. Sin embargo, cada uno de estas lumbreras padecía una alteración que actuaba como detonador de su creatividad, y ellos quizá nunca lo supieron: "El Trastorno Bipolar", más conocido como enfermedad maníaco-depresiva. Muchos han sido, son, y serán los genios en el campo del arte, la ciencia  o la literatura,  personas inestables cuyo proceso creador se explica por un estado que está próximo a la alienación; se comenta que el famoso cuadro de Edvard Munch, el grito podría haber estado inspirado en una de las periódicas crisis del torturado  pintor.
Se trata de un problema del sistema nervioso que afecta las sustancias especializadas del cerebro (neurotransmisores) reguladoras del estado de ánimo. Quienes lo sufren pasan alternativamente de la euforia a la depresión, proceso que puede ocurrir en cuestión de horas, días, semanas, meses o años.

 
La Enfermedad Dormida.


Una enfermedad cruel, encubierta, dormida y latente la acecha en los rincones más insospechados de su mente,  ella sospecha con temor que intentara resurgir de cuando en cuando con una tenacidad espeluznante. Recuerdos borrosos, sólidas aunque erróneas creencias que ahora no puede explicar de forma lógica, realidades distintas que confunden sus sentidos con sus propios sonidos e imágenes, energía y actividad formidables,  insomnio, agresividad, euforia con excesivo optimismo, vitalidad exultante, autoestima excesiva, locuacidad exagerada, compras sin freno, etc.… Síntomas  crueles de un cautiverio a la vez cercano y a la vez remoto, rompen el sosiego que ella intenta conseguir cada día, procurando sumergir su origen y ocultándolo al mundo que la rodea. Y ahora, todas las partes de su ser, se despiertan y se rebelan  ante una desconocida que reclama su ser, su alma, su vida misma. No la conoce, ni comprende sus síntomas, sus causas y sus motivos,  sólo sabe que luchara e intentara que no la aprese de nuevo, que batallara hasta su último aliento contra el depredador que afirman, será su compañero perpetuo y que posiblemente intentara envolverla de nuevo en su velo de falsas realidades desvirtuadas e ilógicas, con la intención de confundirla y engañarla para hacer de su mundo el suyo.
En su pensamiento y en su corazón, la incertidumbre, las sombras,  habían crecido de tal modo que ya no distinguía apenas al amigo del enemigo. Solo la participación de su familia (esposo e hijas), involucrándose y  dándole cariño, apoyo, consuelo y contando con la ayuda de terapias farmacológicas, prescritas por profesionales de la psiquiatría,  la están apartando de una caída que parecía  eterna, aunque la poderosa enfermedad no está dispuesta a ceder a su función y  destino. Pero aunque sea mi último cometido: intentare guiar lo dulce de su espíritu sereno, humano, fraternal, bondadoso, atrapado por sombras tenebrosas en lugares siniestros  y lóbregos hacia la luz y la claridad, devolviéndolo a la realidad cotidiana de lo usual, lo frecuente, lo lógico y lo natural, con la promesa de una cura paciente, dilatada,  resignada y estoica, porque si ella me falta yo no sé vivir, porque ella es la mujer que yo quiero, aunque este cruel destino está empeñado en ponérnoslo difícil, pero con voluntad, amor, ternura y perseverancia por nuestra parte y con la ayuda de Dios, terminaremos por salir victoriosos.




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1 comentario:

Projor Ivanovich dijo...

Quién es capaz de dar tanto amor como tú das, quién es capaz de amar de la forma tan bonita e intensa con que tú amas a tu pareja, seguro que encuentra el luminoso horizonte de esperanza que con tanto ahínco persigues. Es justo que lo encuentres, no me cabe la menor duda. Dichosa la mujer que encuentre un hombre que sepa dar esa clase de amor.